Si me preguntaran, consejo para alguien con melancolía,
le diría en primer lugar que: Dios desea feliz sea,
que apresado en la pena no esté de noche y día,
en el mañana piense, y la esperanza posea.
A Dios, que con gran amor lo ama,
ore persistente. Cada día en Él se fortalezca.
Elevando sus ánimos del suelo, emerja,
la tenue sonrisa mientras el alma canta.
¡Dios libra de la melancolía!
Las cargas en las sendas alivia,
en periodos de pena, conforta,
y aun el corazón desecho, Jesucristo sana.
El Admirable Señor Jesús, a quien ora,
toda potestad y autoridad posee para cambiar.
Sugiero ore y trabaje por la alegría,
no se aferre a la pena…
Es hermoso ver los amaneceres, cuando nuevo día comienza,
la noche queda atrás en el tiempo, y la luz envuelve;
el canto de aves, en la noche ausente, retorna…
¡Proclame dicha cada amanecer que comience!
Le sugiero, intente y repita en su corazón,
que no naufragará en la angustia ¡porque Dios reina!
Le diría… que por siempre se alegre en el Señor.
Sonría, aquel que todo lo puede, le ama.