Luz que brilla en su sencillez,
palabras reflejando un reino,
el gran mandamiento de Dios es,
pronunciado entre el pueblo:

“Dios es el único Señor,
amarlo con todas las fuerzas,
y al prójimo como,
uno mismo fuerte se ama.” (2)

Estas palabras por un río de agua
que puede saciar por siempre la sed,
fueron dichas de forma clara.

Pero pocos, muy pocos de las multitudes;
la bebieron como si fueran arena seca,
por un sol que la entibia,
para absorber el agua que corre.

El humano se complicó.
Algunos entonces ignoran
el gran mandamiento de Dios,
y otros interpretan a su forma…

Así hoy hay ríos de agua viva,
en lechos de arena, aunque mojada, seca.
Posible: no bebe del agua y siempre tiene,
sed que nunca se sacia.

Mientras seguidores de Cristo,
en amor viven,
por su vida empapados.
Aunque en desierto estén,
de su interior un río
de vida y amor vierten
en su prójimo que es amado.
Los verdaderos cristianos.