San Marcos de León, que amaste la Draga y el Dragón, amansa los toros bravos, que también del monte son; amánsame los enemigos fervorosos, humíllales ante mí, como se humillo Cristo delante de Pilatos, que sin necesidad de malos tratos, como ovejas símbolo de humildad, lleguen a mí; envíales sin distinción de clases o de nación y ya arrepentidos, obtengan el perdón. Déjalos si increyentes dudan de la verdad, de los rumores de la fuente cristiana con suavidad divina hacia la realidad. Hazle venir, Señor Omnipotente, a tomar en mi fuente agua de humildad. Amén.